<h1>Día internacional del cáncer de mama</h1> <h2> <strong>Cómo afrontarlo según la edad</strong></h2>

Día internacional del cáncer de mama

Cómo afrontarlo según la edad

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El cáncer de mama es uno de los más frecuentes entre las mujeres; en España se diagnostican alrededor de 22.000 nuevos cánceres de mama al año, según datos de la Asociaciación contra el cáncer, AECC.

Cuando te diagnostican un cáncer de mama, según expresiones de muchas afectadas, el mundo  se desmorona. Pero tras el primer impacto, empieza una carrera de fondo en la que es posible tomar las riendas sin renunciar a lo planeado, adaptándolo a la nueva situación.

Nadie está preparado para recibir un diagnóstico de cáncer, sientes como si hubieses perdido el control de tu vida -escribe Almudena Reguero en su libro Que no se pare tu vida, para asegurar después que- lo irás afrontando y gestionando”.

Y es que la enfermedad paraliza y desarma en un inicio, pero después se descubre que es posible convivir con el cáncer de mama, se tiende a pensar que las cosas no son ‘tan difíciles’. Es entonces cuando se toman las riendas, y en función de las particularidades y situación de cada una, la persona adapta la enfermedad a su vida y viceversa.

Un camino a recorrer

El cáncer es un reto para la investigación, los sistemas sanitarios, los profesionales, la población general y especialmente para cada persona que se encuentra ante esta enfermedad. Una vez pasada la etapa de diagnóstico y el impacto que conlleva, se inicia un largo proceso de tratamientos, en el que la persona se enfrenta a circunstancias que suponen percepción de peligro, cambios en su autoimagen y en el funcionamiento tanto personal como sociofamiliar”, comenta Begoña Arbulo, Psicóloga Clínica en psicooncología del Hospital Gregorio Marañón.

Cada persona necesita su tiempo para hacerse a la idea. Es normal tener preocupación, eso significa mayor atención y ánimo de lucha para superarlo.

ilustración de un torso femenino con el típico lazo rosa del cáncer de mama

 

Aunque la enfermedad sorprende y frena a todos por igual, según en la etapa de la vida que se desarrolle, puede tener diferentes cortes

A los 20…

A las preocupaciones normales del desarrollo como joven adulto se suman las de su afectación de salud en una etapa en la que el proyecto vital es clave. Los estudios, el trabajo, las relaciones sociales, los planes y proyectos tienen a menudo que pararse o adaptarse para dar prioridad a la vida.

De repente, la pérdida de salud se convierte en algo que no entraba en el horizonte de esa joven adulta. La adolescencia y primera juventud es un proceso evolutivo de construcción y a menudo esta identidad en proceso se ve golpeada.

Ser comprensivo el entorno y las instituciones con sus estudios, facilitar oportunidades junto a los tratamientos de continuar con su vida, aunque sea a cámara lenta, es un reto que tiene que estar en la sociedad.

La psicooncóloga Arbulo añade la cada vez mayor “detección de mutaciones genéticas (por ej. BRCA). A esta edad se tienen que plantear el estudio por la Unidad de Cáncer Heredo Familiar, esperar los resultados y, en caso positivo, medidas profilácticas. ¿Estamos preparados para esto?”.

A los 30…

El trabajo se encamina, la pareja se estabiliza, surgen planes de boda, la opción de ser madre.  En este caso existe la oportunidad de congelar embriones. Es una dura decisión, pero puede ser una buena idea si estás pensando tener bebés en un futuro o si todavía no lo has decidido pero no lo has descartado.

Probablemente muchos de tus familiares y amigas están siendo madres, tendrás que aprender a no hacerte daño a ti misma, a afrontarlo psicológicamente. Recuerda que siempre puedes pedir ayuda.

El crecimiento profesional también se ve afectado, cada persona tiene sus planes y depende de cada estadio detectado, los tratamientos propuestos, el curso del tiempo es alterado en diferentes medidas. Lo importante son las redes de apoyo, la tolerancia a la frustración -propia y del entorno-, la solidez de la relaciones.

Cuando se pasa por un cáncer, un camino largo, se hace un ‘proceso psicológico’ a la par -asegura Begoña- y a menudo se hace un ‘crecimiento postraumático’. Se aprende a relativizar y más que desistir o ‘dedicarse a vivir’, se aprende a ‘vivir sin desistir’. La persona, si está bien acompañada, o si aprende a quererse bien, es paciente con el tiempo”.

Menopausia temprana

Otro obstáculo a sortear. Junto a sugerencias o recomendaciones médicas y sanitarias, el entorno debe ser tolerante con lo que le está pasando y acompañar. Es algo de lo cual se habla muy poco, pero probablemente aparecerán sofocos. Te sentirás ‘viejoven’, siempre con abanico y bruma facial para paliarlos. También puede surgir cansancio, osteoporosis, insomnio.

un lazo rosa formando el gesto del cáncer de mama

A los 40…

Es la edad de plenitud de la mujer, empieza a sembrar camino y a tener sus pilares en marcha. Cuando viene la enfermedad, se siente ‘frenada en seco’, y poner a salvo su vida no es solo cosa suya. Necesita cooperación del entorno, apoyos reales y que se pueda dedicar a los tratamientos sin los temores añadidos de perder el trabajo, a la pareja o morir tempranamente para sus hijos aun pequeños.

A los 50…

Suelen sumarse además otras comorbilidades, artrosis, colesterol, hipertensión, y esta mujer no suele estar acostumbrada a cuidarse. Justo ahora se estaba planteando una vida más tranquila, con los hijos ya algo mayores.

Vemos en la consulta mujeres enfermas de cáncer de mama que siguen siendo cuidadoras, muchas veces principales, de terceros. Y se dejan poco espacio para ellas, a pesar de la crudeza de los tratamientos. Decimos en terapia que nunca es tarde para pedir o dejarse ayudar”, reflexiona la psicooncóloga.

A los 60…

Con la jubilación a la vuelta de la esquina, se puede viajar, ser abuela a ratos, disfrutar de las aficiones con más tiempo o romper con tabúes -sexualidad, envejecimiento-. Pero viene una enfermedad que te hace sentir más vulnerable por cuestión de edad. Sin embargo, ahora más que nunca, la mujer tiene que darse prioridad aunque sea una novedad para ella.

A los 70 o más

Adaptar los tratamientos es muy importante. Escuchar a estas mujeres, con el mismo interés y curiosidad que si tuvieran 20 años.

He visto pacientes de 84 años con más fuerzas que otras mucho más jóvenes, si bien hay que comprender que la biología manda. Si le das a la paciente su protagonismo en el proceso de la enfermedad, se avanza con mayor seguridad. La comunicación y la relación terapéutica es la clave, se tenga la edad que se tenga”, argumenta Begoña Arbulo.

 

Reconocerse ante el espejo

una chica mirándose al espejo

oh! Original de Tous

Los cambios físicos que aparecen como consecuencia de la enfermedad o los tratamientos oncológicos “es otra fuente de estrés a la que enfrentarse. Su capacidad para aceptar y adaptarse a estos cambios repercute directamente en su estado emocional, en su calidad de vida y en su funcionamiento personal, familiar, social y laboral», comenta Rosa Molina, psiquiatra, doctora y profesora universitaria del Hospital Clínico de Madrid.

«La aceptación y el apoyo por familiares y amigos facilita la propia aceptación de la nueva imagen corporal. Lo importante no es el cambio objetivo sino el significado que la persona le atribuye. Mientras que para unos una cicatriz puede atacar su autoestima y recordar enfermedad, para otros es sinónimo de vida y representa la posibilidad de curación”.

Pérdida de cabello

A veces se dice que no tiene importancia, que el pelo crece… pero es algo más. Es mirarse y reconocerse. “Cuando se habla de esto con comprensión la mujer puede ir ganando seguridad. Muchas veces pasa a verse más bella como persona. Solemos decir a nuestras pacientes, que tenemos que intentar que la enfermedad no robe su identidad. La imagen corporal es parte de ella”, afirma Begoña.

Los cambios físicos es lo primero con lo que te encuentras cuando aún no ha dado tiempo apenas a asimilar la enfermedad. La caída del pelo, ‘no reconocerte’. Hay que sacar fuerzas y tomar medidas; cortarse el pelo antes, jugar con el maquillaje, y complementos, gorros, pañuelos… siempre y cuando te apetezca y solo para verse bien una misma, en ningún momento para agradar a los demás.

Extirpación de la mama

En España el índice de reconstrucción mamaria postmastectomía es del 30%, según la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE). Los motivos del 70% de pacientes restantes son: el miedo a las complicaciones y a la recuperación postoperatoria en unos casos, y en otros, no sienten la necesidad de hacerlo.

El camino a la salud

La mejor opción para transitar esta etapa con los menores contratiempos es prestar toda la atención a sí misma, tanto física como mentalmente.

La importancia de la nutrición
seis manos con un tenedor cada una pinchando en un plato de gambas y pulpo

roman-odintsov

No existe alimento milagroso, sí alimentos saludables. “Lo recomendable es consumir más vegetales, mejor ecológicos, sin pesticidas. Verduras de todos los colores, frutas con diferentes antioxidantes, legumbres como fuente de proteínas. Los cereales que sean integrales. Tomar grasas buenas, ácido oleico (aceite de oliva virgen extra, aguacate) y Omega 3 (frutos secos, pescado azul). Es mejor reducir la proteína animal a pollo, huevos y pescado, evitando carnes rojas, embutidos y procesados”, recomienda la Dra. María José Crispín, médico nutricionista de Clínica Menorca.

Evitar el sedentarismo

La actividad física habitual se relaciona con menor riesgo de cáncer de pecho y con una disminución de los efectos secundarios de la quimio. Es cierto que el cáncer y los tratamientos provocan cansancio pero “después del ejercicio, a corto y largo plazo hay un aumento de la energía y una menor pérdida de masa muscular derivada de la enfermedad”, asegura la Dra. Crispín.

Hacer deporte siempre viene bien, y cuando estás pasando por una situación en la que te sientes perdido, integrarse con otras personas es muy motivador”, está de acuerdo Ramiro Matamoros, exrecordman que entrena desde 2014 con Corre en Rosa  a mujeres con cáncer de mama, que lo han superado o están en proceso de recuperación.

Cómo relacionarnos

foto del lacito rosa símbolo del cáncer de mama sobre una camisetaLa mujer con cáncer “quiere seguir siendo persona visible. A veces se les pregunta por la enfermedad de refilón. No nos paramos a mirar y a acompañar, respetando los momentos de soledad”, explica la psicooncóloga Arbulo.

Dejarse cuidar

Hay que aprender a pedir, a decir lo que se quiere y lo que no, a identificar nuestro mundo emocional. Fomentar el autocuidado, proporcionarse momentos de relax, meditar, cultivar aficiones. Educar a tu entorno para que cuiden de ti con pequeños gestos, ir a la farmacia, al súper, recoger la cocina, planchar, que te preparen la comida, o simplemente que te acompañen cuando lo necesitas.

Ser positiva

Este concepto puede generar confusión. En las personas que pasan por un cáncer de mama hay mucha positividad. Afrontar la enfermedad, aliarse con los tratamientos, salir adelante. Ser positiva es vivir cada instante con lo que hay. Pero no podemos pedirle que sea positiva todo el rato, responsabilizándola de que lo que la está pasando es por su estado de ánimo.

Tiene derecho a derrumbarse tras cada etapa, como la maratoniana que llega a la meta y se tira al suelo porque ha dejado en esa carrera todas sus fuerzas. Eso es ser positiva, luchar cuando toca, y dejarse caer después, y hay que saber respetarlo y no exigirles más de lo que puede cada una.

3 Comentarios

  1. ¡Qué buen artículo!

    • ¡Gracias, Julia!
      Creo que saber este tipo de cosas es muy importante para ir avanzando en el conocimiento de la enfermedad, de los enfermos y de las personas que estamos alrededor.
      Un saludo y gracias por estar ahí,
      Myt

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