El sueño es una asignatura pendiente para muchos, pero no porque hayamos elegido dormir pocas horas, que también, es cierto que el español medio tiende a acostarse más tarde de lo que sería recomendable, sino muchas veces porque no conseguimos dormir con la calidad suficiente y, aunque nos acostemos pronto, no conciliamos el sueño con facilidad, sufrimos de continuos despertares nocturnos, tenemos un descanso inquieto… Son muchos los trastornos que nos impiden un descanso reparador.
Hace un par de semanas os hablaba de un nuevo y revolucionario dispositivo, Relax Plus Sueño, disponible en pulsera y collarín, que induce unos ritmos bioeléctricos, similares a los que genera el organismo, y normaliza la función celular, consiguiendo un estado de relajación y descanso. Y os prometí probarlo. Pues bien, así lo he hecho, eligiendo el collarín, por ningún motivo especial.
Modo de empleo
Es bastante fácil de usar. Se trata de dedicar 30 minutos (sacar el tiempo es lo más complicado) una hora antes de acostarse y ponerse, en mi caso, el collarín en torno al cuello. Si eliges la pulsera, en la muñeca obviamente. La sensación es una suave bufanda que te envuelve. No duele, no molesta, no pica… Nada, solo la caricia de una seda. Tiene tres programas adaptados a las necesidades de cada organismo. Te recomiendan, y es lo lógico, empezar siempre por el más bajito, el I. Lo conectas a su batería, pulsas el programa elegido y te relajas. El pack incluye además unos tapones para los oídos y un antifaz para cubrir los ojos y potenciar así la sensación de ‘aislamiento’ y relax. Y ya está, te tumbas y esperas a que pase el tiempo. El dispositivo se apaga automáticamente cumplido el ciclo, así que no tienes que preocuparte del reloj, y si te duermes no pasa nada.
Yo lo noté desde el primer día, quizá fuera sugestión, parecía que me dormía antes y me despertaba con más energía. Pero después de dos semanas puedo asegurar que funciona. Es como si te regulara el sueño. A los tres o cuatro días ya me notaba como más descansada durante toda la jornada, no con esa sensación de ‘¡qué día más largo, no puedo más!’ (cuando a veces solo son las cinco o las seis de la tarde, incluso antes, seguro que te suena). Pero eso sí, a la hora de acostarte, en mi caso a eso de las 12 de la noche, mi cuerpo dice ‘tengo que irme a la cama’. No me despierto en toda la noche, y no me siento ‘inquieta’ como en ocasiones me pasaba, que, sin tener pesadillas, era como si dormida estuviera despierta, no sé si me explico, tampoco estoy segura de que eso le pase a todo el mundo o era un caso mío particular, lo cierto es que después de unos 12 días usando el dispositivo duermo de un tirón y me despierto con energía, algo que no me pasaba desde no sé cuánto tiempo.
Lo peor, ¿de dónde saca una esa media hora al día una hora antes de dormir????? Justo cuando estás poniendo toda la casa y comida en orden o, en el mejor de los casos estás relajándote con un libro o delante del televisor (momentos en los que no debería usarse porque de lo que se trata es de estar relajado, aunque yo he de confesar que algún día lo hice así, delante del televisor mientras ponía al día los correos del móvil), pero, si cierras los ojos y te tumbas, adiós hasta el día siguiente, eso seguro.
Salvo el fin de semana que aproveché la hora de la siesta para hacer el tratamiento ‘como es debido’, el resto de días lo he hecho un poco a matacaballo. Alguna vez incluso me lo he puesto a la hora de acostarme y, si me despertaba, me lo quitaba y si no, hasta el día siguiente. No pasa nada, se apaga solo, así que a veces me ha parecido lo más práctico. Y desde luego ha hecho su cometido.
No es necesario usarlo toda la vida, una vez regulado el sueño, puedes dejarlo de usar y hacerlo de vez en cuando o si vuelven los síntomas de insomnio. Yo creo que seguiré con él una o dos semanas más y después voy a pasarle el testigo a mi pareja, porque lo bueno es que el dispositivo no es personal e intransferible, puede usarlo toda la familia, lo que supone un ahorro.
En fin, esta es mi experiencia, espero que os sirva de ayuda.
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Juana Acosta
“Belleza es disfrutar de los pequeños milagros cotidianos”