He vuelto a recaer. Pero es que teñirse cada tres semanas da muchos disgustos, el tiempo pasa muy deprisa y cuando te quieres dar cuenta ¡las canas están ahí de nuevo! Sin tiempo de reacción, vuelvo a buscar en el barrio. Pero esta vez, creo que he acertado.
Como no quiero repetir experiencias anteriores he decidido guiar mis pasos en otra dirección, hacia el este, al contrario que Lucky Luke. Y me he encontrado con un espacio que no tenía mala pinta; Le Style Estilistas (tel.: 914 751 894). Lo mejor: me podían atender en el momento. ¡Salvada!
A mi eterna pregunta de ¿qué productos usáis? he oído entre otros, «Redken ¿la conoces? Es la gama alta de L’Oréal«. No daba crédito, en mi barrio, una peluquería con productos de ‘alta gama’. «Sí, la conozco, y me gusta. No hay muchos en la zona que la tengan», respondo. «No, por aquí soy la única.»
Me estuvo contando dónde había trabajado antes, que por eso la conocía, los cursos que había recibido, que sabía de sitios (no me dijo cuáles) de ‘alto copete’ que anunciaban en sus escaparates marcas como esa o similares y que después dentro ponían otras de inferior calidad (en ese momento se me pusieron los pelos como escarpias, metafóricamente hablando. No serás tú, pensé, quién practica esos métodos tan poco éticos)… La suerte está echada. En sus manos encomendé mis canas.
De momento el producto no picaba demasiado, íbamos por buen camino. Necesité 45 minutos de exposición, lo mío no so canas, es un reto. Pero cuando llegué al lavabo, fui sorprendida por un masaje shiatsu (o casi), como en los grandes salones. Ahí comprobé que había pasado por alguno de ellos.
Parece una tontería pero yo es una de las cosas que más agradezco. Cuando estoy en el proceso de aclarado espero ese minuto de placer que me relaja la tensión provocada por el lavabo y unas cervicales ‘rectificadas’ por años de trabajos de mesa. En algunos sitios bajan hasta los hombros y en otros, además te ponen saquitos calientes en las dorsales… Es una delicia. Te hace olvidar el suplicio de tener que teñirte de por vida y pasar cada vez 45 minutos delante de un espejo viéndote con la cabeza embadurnada, con goterones que caen sobre la sien pero nunca (o casi) manchan la ropa porque sobre ella hay un plástico encima de una toalla encima de una bata. Como no puedes soportar esa visión pides revistas que te pongan al día de lo que no te interesa pero te ayuda a olvidar tu lado más cutre mirándote desde el espejo.
En fin, que me gustó el resultado. Además, como todavía es verano, ni me peiné ni me sequé. Y me gasté sólo 19 €.
Mayte, me encanta que apoyes al pequeño comercio, al comercio que tenemos al lado, al profesional que se esmera y disfruta de su trabajo, y eso se nota en la satisfacción de sus client@s. ¡Gracias!
Cuando te vas a teñir hay en juego dos factores.Por un lado el producto que tiene que ser bueno, bien formulado etc..y por otro lado el profesional peluquero que tiene que conocer el producto y saber que se trae entre manos para saber aplicarlo bien, tiempo de exposición, proporciones et…cuando se da este binomio el resultado es perfecto.Las buenas marcas como Redken y Loreal demás de tener unos productos de una calidad excepcional se preocupan de dar formación a los peluqueros. Esta formación es muy importante sobre todo en productos técnicos como tintes y permanentes.
Yo sigo buscando una de «mi» barrio, porque las que probé no me gustaron nada. La que me gusta, lo malo es que me pilla en la otra punta de Madrid, pero utiliza productos buenos, y me encanta. Así que…. me toca viaje.
Las peluquerías de barrio pueden ser estupendas y tienen la ventaja de que están cerca de casa y siempre son más baratas. El problema es que, como das a entender en tu artículo, no en todas usan buenos productos y los/las peluqueros/as no son los mejores profesionales, pero en otras muchas, sí, como parece que es la que has encontrado. Enhorabuena. Además, me parece genial que de vez en cuando se hable de estos centros no tan «sofisticados».