Los asiáticos redondean sus ojos mientras nosotros los ‘almendramos’, nos ponemos los labios de Angelina Jolie y el culo de Antonio Banderas, la talla de pecho ideal es la 90B y la altura… ¿Estamos creando un mundo de belleza por catálogo?

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Hace un par de días me topé en facebook con un artículo que ya había leído hacía unos meses y que ya en su momento llamó mi atención. Pero lo dejé pasar, supongo que por el exceso de información al que estamos sometidos. Pero al verlo de nuevo me ha vuelto a surgir el mismo pensamiento ¿vamos a una sociedad de humanoides, es decir semejantes a humanos?
El artículo en cuestión hacía referencia al TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad) y contaba que su propio descubridor, Leon Eisenberg, decía que era una enfermedad inventada entre otras cosas, para vender pastillas.
No voy a entrar a valorar esto por supuesto pero es cierto que yo en alguna ocasión he pensado, con todos mis respetos a Almudena Reguero, amiga e investigadora de este trastorno porque lo ha sufrido, y solucionado con medios naturales como cuenta en su libro Mi hijo es hiperactivo y distraído, en su propia casa, en la piel de sus dos hijos (y probablemente en la suya y en la de su marido, sólo que en nuestra época ni se conocía ni se trataba), como digo me ha entrado la duda muchas veces de si «solucionar el problema» de los niños hiperactivos es la mejor solución para el género humano, especialmente a ‘pastillazo limpio’.
Si convertimos a todos nuestros pequeños en seres obedientes, tranquilos, ordenados, buenos estudiantes… ¿no estaremos creando una especie de ‘raza de autómatas’ (máquina que imita la figura y los movimientos de un ser animado), cuya propia voluntad se les recorta, talando quizá también toda la creatividad? No olvidemos que personajes como Lewis Carroll, Agatha Christie, Salvador Dalí, Ernest Hemingway, Pablo Picasso, Edgar Allan Poe, August Rodin, Sócrates, Leon Tolstoy, Vincent van Gogh o Julio Verne, entre otros, se cree que han tenido TDAH. ¿Puede que sin esta personalidad ‘inquieta’ a lo mejor no se hubiera dado su genialidad?
Ni que decir tiene que es un pensamiento íntimo y personal, sin ningún rigor, y muchos pensaréis qué tiene que ver esto con un blog de belleza. Pero precisamente me ha venido a la cabeza en unión a un libro que también leí hace tiempo, Dar la talla, de Anthony Elliot, sobre la cirugía y el afán por copiar con ella los rasgos de otros.
«En los últimos tiempos, la globalización de los medios de comunicación ha demostrado tener una importancia capital en la remodelación del ideal de belleza de Asia (…) cada vez más asiáticos desean reinventarse a sí mismos según el molde caucásico» leemos en dicho libro que incluye también información de un reportaje en la revista Time: «los asiáticos piden cada vez más a los cirujanos tener los ojos más grandes, la nariz más larga y los pechos más abundantes; rasgos estos que no son propios de sus características étnicas.»
Y entonces yo me planteo, si la cirugía convierte a los asiáticos en caucásicos, los negros en blancos, los bajos en altos… ¿no seremos todos al final un ejército de niños del Brasil, sin nada propio, todo creado y programado, perfectamente dibujados pero sin sombras de humano (que no sé si es bueno o malo, pero es lo que somos) y rayando la ciencia ficción?
¿Es acaso eso la belleza? ¿Todos perfectos, física y psíquicamente iguales? Afortunadamente, creo que se están empezando a ver signos de cambio, ya no queremos ser muñec@s de pómulos redondeados, labios tan gruesos que parecen recauchutados, ojos enormemente abiertos como preparados para salir corriendo, caras tan planchadas y diseñadas que parecen fotocopiadas…
cosmeticaquesifunciona.com
Aunque parece que eso se acabó, ahora los cirujanos, y los seres humanos, quieren ser como son, tener la edad que aparentan, pero con buen aspecto, con arrugas (las justas) cuando son nuestra seña de identidad y una nariz, labios o pómulos acorde a nuestro rostro, mejor posicionados cuando la edad los descoloca demasiado, pero siempre dejando a la vista la propia identidad de cada uno porque, no olvides nunca, Belleza eres tú.
Muy buen artículo. Yo imagino que lo de que las mujeres asiáticas quieran redondear sus ojos es lo mismo por lo que las mujeres negras se tiñen de rubio o las blancas nos ponemos bajo el sol durante horas para estar morenas (que hay algunas a las que se les pone la piel más oscura que las negras, sin que quede tan bonito), supongo que queremos lo que no tenemos. De todos modos sí es verdad que lo de la cirugía estética es de traca, parece que las clínicas tienen un molde y da igual quien pase por allí, al final todas con la misma nariz, los mismos pómulos y los mismos labios; luego van a la peluquería y ¡ala! pelito rubio, liso y con capas, ni muy largo ni muy corto… Si hay veces que cuesta distinguir a una mujer de otra.
Bon dia Mayte, me ha gustado el artículo porque es cierto que lo bonito es lo auténtico, lo original, lo diferente. Pero, no paraba de admirarse lo artificial, lo duplicado, lo artificial….
Cuando vi un reportaje sobre lo que hacían las asiáticas con sus ojo, me quedé con la boca abierta, ya que cuando estuve en Japón me quedé prendada de la belleza de las mujeres Japonesas, tan cuidadas, con una piel de porcelana, y esos OJOS, preciosos, espigados pero enormes.
Una lástima que los quieran occidentalizar, cada uno tiene su gracia y belleza.
Buen artículo.
Un saludo.
Xènia Roca