Hace ya unos meses que estuve en un taller de Aromaterapia Científica con Pranarôm donde pudimos adentrarnos en el maravilloso mundo de los aceites esenciales. Es fascinante, por eso no quería dejar de hablar de ellos aunque no sea una novedad. Pero es siempre interesante y todo un descubrimiento saber sus múltiples usos: tópico, mediante inhalación o simplemente formando parte del ambiente, también como remedio oral en forma de miel, jarabe e incluso en pastillas. ‘Puedo poner unas gotas de un aceite en el difusor y, sin darme cuenta, voy a estar haciendo inhalaciones y beneficiándome de ese efecto relajante, o descongestivo, desinfectante…”, explicaba Cristina Escudero Muñoz, experta en Aromaterapia Científica y formadora de Pranarôm. Fíjate qué sencillo.
Cuestión de gustos. Me llamó la atención saber que no todo es blanco o negro. “La lavanda, por ejemplo, es relajante pero, si a la persona que lo va a usar no le resulta agradable su aroma, no se va a relajar”. Hay aceites unitarios y productos acabados “que ya vienen formulados con mezclas de distintos aceites esenciales y algunos vegetales a diferentes concentraciones para tener la acción terapéutica”. Como producto acabado hay referencias para casi todas las patologías. Aceite de ravintsara que estimula defensas; “se puede emplear incluso en bebés, en embarazadas, asmáticos. Es un aceite esencial que lo que hace es estimular las inmunoglobulinas, reforzando el sistema inmunitario. Se puede utilizar de manera preventiva en las muñecas para su penetración a nivel sanguíneo. También en difusores y de manera oral”.
En gel para problemas de aftas y otras heridas en la boca, que se aplica directamente o en el cepillado de dientes, spray para patologías vasculares, para activar el retorno venoso, aliviar la pesadez y calmar el dolor. Para la belleza, “estamos jugando con aceites esenciales que van a seborregular, hidratar, tratar, aliviar…”
Miel con aceite esencial. No está pensada para tomar a cucharadas, sino como tratamiento complementario o sustitutivo, añadida a una infusión por ejemplo. Un producto completamente natural que, si ya de por sí la miel es buena para patologías como irritación de garganta, sedante, etc. «al incorporar aceite esencial se convierte en un remedio espectacular». También hay cápsulas de gelatina que contienen aceites esenciales puros, que se pueden utilizar en sinergia con otros tratamientos.
Lo importante es saber escoger lo que a cada uno más le interese, hay más de 300 aceites esenciales diferentes, que se pueden añadir a un aceite vegetal diferente, consiguiendo así distintas variedades de efectos. No hace falta conocerlos todos, normalmente una persona con que tenga 10-15 en su casa puede cubrir un montón de patologías. Un mismo aceite, como tiene tantas moléculas en su interior da lugar a distintas opciones terapéuticas. “Yo puedo tener una aromateca en casa y mezclar en función de mis necesidades. Añadir un aceite de gauteria por ejemplo, antiinflamatorio, a mi crema antiacné para potenciar su efecto.”
Por supuesto yo ya tengo mi fórmula magistral, una loción corporal ‘calmante’ con una base de aceite vegetal (aguacate) y 10 gotas de aceite esencial (lavanda que me encanta y a mí sí que me relaja). Un producto handmade para aplicarlo delicadamente sobre la piel.
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Juana Acosta
“Belleza es disfrutar de los pequeños milagros cotidianos”