La espalda sostiene el cuerpo, permite el movimiento, mantiene el centro de gravedad y protege la médula espinal. En función de cómo realices tus actividades habituales sufrirá más o menos. Una buena higiene postular es básica. Estar de pie o sentado, cargar objetos, conducir o cualquier otro tipo de actividad cotidiana nos va a provocar un dolor de espalda si no cuidamos su colocación.
Casi la mitad de la población española sufre o ha sufrido dolor de espalda. Y no sólo en la edad madura, cada ve es más habitual entre los jóvenes, de los que uno de cada cinco menores de 30 años han padecido este problema alguna vez en su vida. La falta de estiramientos, una postura encogida delante del ordenador, cruzar las piernas, cargar en exceso y repartir mal el peso de la carga, etc. son los mayores responsables de esta dolencia.
También las emociones influyen de forma directa sobre nuestra espalda. El estrés y la depresión generan tensiones musculares que a la larga desencadenan lesiones difíciles de diagnosticar. Un estado de ánimo decaído contribuye a aumentar el problema. Cuando estamos tristes (igualmente se da en personas muy tímidas) tendemos a rotar hacia el interior los hombros, lo que aumenta la curvatura dorsal.
MEJORAR LA DIETA
Una alimentación inadecuada puede causar trastornos digestivos que repercuten en las lumbares por ejemplo, el estreñimiento va acompañado de una falta de motilidad gastrointestinal que puede causar dolor en la zona. Una proporción adecuada de hidratos vegetales y proteínas es una buena forma de cuidar la espalda. Un exceso de hidratos ralentiza el tránsito y provocan hinchazón abdominal, así como demasiadas proteínas harán que se resientan hígado y riñones. Estos órganos en ‘mal estado’ volcarán su dolor en la zona de la espalda correspondiente.
También la deshidratanción causa dolores musculoesqueléticos, la falta de agua puede provocara rotura de discos. Bebe de 1,5 a 2 litros diarios, a pequeños sorbos para una mejor asimilación.
EJERCICIO A MEDIDA
Los estiramientos siempre van bien. Contrarrestar las posturas obligadas, levantarnos si pasamos muchas horas sentados, andar si tenemos que estar de pie, levantar los brazos, estirar lumbares… Pero a la hora de hacer deporte lo mejor será consultar siempre con un profesional. No todos son aconsejables según la curvatura de la espalda y más si tenemos dolor frecuente.
Posturas correctas. Es los más importante. Cada vez que realizas un movimiento proteges o perjudicas tu espalda, así de sencillo. Presta atención a cada uno de ellos y mejorará considerablemente la salud de tu espalda.
- Sentado: espalda estirada, pies en el suelo sin cruzar las piernas. Si estás frente al ordenador, la pantalla ha de estar a la altura de tus ojos.
- De pie: el peso corporal debe repartirse entre las dos piernas, una de ellas adelantada, con las rodillas un poco flexionales.
- Al agacharte: nunca te inclines doblando la cintura, flexiona las rodillas y ponte en cuclillas, manteniendo la espalda en vertical.
- Acostada: lo mejor es descansar sobre un lado, con la cadera y las rodillas ligeramente flexionadas sobre un colchón rígido y una almohada ligera.
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Juana Acosta
“Belleza es disfrutar de los pequeños milagros cotidianos”