Hay un ejercicio para cada edad, y una edad para cada ejercicio. Porque no es lo mismo entrenar a los 20 años, sin miedo a lesiones, con todo el tiempo del mundo para disfrutarlo… que a los 40, ya un poco ‘oxidados’ y el trabajo, la familia, el estrés… no deja tiempo para nada. O pasados los 50, donde se convierte en una obligación a veces dolorosa.
A los 20, lo que quieras
Sólo has de vigilar la postura y evitar vicios (no calentar, entrenar más horas de las debidas, no descansar ni dejar que el cuerpo se recupere…) que más adelante puedan pasarte factura. Practica deporte al aire libre, bicicleta de montaña, esquí y todas sus versiones (snowboard, raquetas…) cuando empiece la temporada, trail running. A esta edad necesitamos quemar mucha energía, y el deporte es una buena forma de liberarla.
Si eres mas tranquil@, prueba con el pilates, tonifica la figura y mejora la postura. A esta edad todavía no tenemos conciencia de lo importante que es ‘meter la tripa, contraer las nalgas, sacar pecho, subir la barbilla‘.

Dawn – Pink Chick
Con 30, disciplinas liberadoras
Con trabajo o sin él, terminada la carrera o iniciando una nueva, ¿montar una familia o ‘visitar Alemania’?… A esta edad el estrés se apodera de nuestras cabezas. ¿Qué hacer? Aprender algo nuevo, las endorfinas generadas por el deporte se nos quedan cortas para el torbellino constante de ideas. Por eso lo mejor es acudir a un sitio a aprender algo nuevo, baile, boxeo, hípica, zumba, batuka… Cualquier cosa que te obligue a, el tiempo que estás practicando, pensar sólo en ‘muevo un pie, el puño protegiendo el hígado, aprieto las rodillas…’.
Saldrás nuev@ a la vez que esculpes el cuerpo y, con la novedad, te verás muchas veces (fuera del gimnasio) pensando en lo aprendido: cómo mejorar, qué más lugares hay para compartir nuevas experiencias. Y no darás al estrés diario más importancia de la que tiene.

Yoga in the mountains. Tomas Sobek
Si ya has cumplido los 40, Ommmm…
Aquí tenemos dos problemas: la grasa se empieza a hacer resistente y el estrés no ha terminado de desaparecer. Ambos se adaptan a nuestro cuerpo como si fuera su hábitat natural. Pero no. Ni lorzas ni histerias. Realiza entrenamientos cardiovasculares (spinning, body attack…) bajo control. Acude a un gimnasio para que adapten una tabla de ejercicios e intensidades a tu nivel.
Si quieres practicar por tu cuenta (running, walking, montañismo, etc.) pregunta a un entrenador personal o directamente a tu médico. En cualquier caso, hagas lo que hagas, empieza siempre poco a poco. Ejercicios de calentamiento primero y estiramientos después. Si además de tonificar y perder peso, quieres trabajar la mente y el espíritu, prueba disciplinas como yoga, chikung, taichi.
A partir de los 50, trabajar por zonas
Perder peso solo ya no vale. El cuerpo se ‘desconfigura’ con el paso de los años y, encima de que tenemos menos energía, necesitamos una mayor inversión de ésta para ‘reconfigurarnos‘. La buena noticia: estamos más tranquilo@s, tenemos menos agobios, más tiempo para nosotr@s.
Hay que trabajar directamente la zona abdominal, en ambos sexos. Endurecer los músculos del vientre evitará (si llevamos una dieta y peso adecuado) que éste se distienda. Para que la flaccidez del pecho no llegue a extralimitarse, ejercicios adaptados con mancuernas. Pesas también para la cara interna de los brazos. Sentadillas con las rodillas separadas para la cara interna de los muslos… En definitiva, una tabla de ejercicios a medida, que trate nuestro cuerpo zona por zona.
La práctica de deporte (paddel, senderismo, natación…) está muy bien para un mejor estado general de articulaciones, prevención de obesidad, varices, estado de ánimo, oxigenación… Pero se vuelve incapaz para remodelar la figura armoniosamente. Así que ya sabes: ejercicio al aire libre combinado con unas horas de gimnasio.
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