La carboxiterapia es un método no invasivo que consiste en la aplicación del gas dióxido de carbono por vía subcutánea mediante pequeñas infiltraciones que mejora la calidad de la piel, consigue una disminución de volumen de la zona tratada y alivia los síntomas que acompañan a la celulitis, como pesadez.
He decidido probar este tratamiento. Soy de las pocas mujeres que apenas tiene celulitis, tampoco demasiados problemas de peso y escasa tendencia a la retención de líquidos. Pero la edad no perdona, y aunque no tengo piel de naranja ni hoyuelos, el aspecto de mi piel, lógicamente, ya no es lo que era. Desde el Instituto Médico Láser (IML) me dicen que está tonificada (de algo me tiene que servir mi afición al senderismo -con escapadas como el Camino de Santiago o el Camino Inca dignas de mención-, y una disciplina de natación dos días en semana y dos horas de yoga). Pero yo, la verdad, la piel de la zona de las nalgas la veo ‘triste’.
El protocolo recomendado es de 5 sesiones, yo ya llevo dos. Y aunque los cambios no son para tirar cohetes (tampoco lo pretendo porque soy consciente de que el problema no es exagerado) sí he notado algo de piel más lisa y luminosa en mi cuerpo, como mejor dibujada. No dudo que el mero hecho de dedicarme algo de tiempo para mí influya en que me sienta bien y por ello me vea mejor. En cualquier caso creo que es un tratamiento recomendado para una celulitis incipiente, piel flácida y cúmulos grasos localizados.
La inyección de CO2 mejora el intercambio gaseoso en la circulación, reestableciendo la microcirculación, aumentando la cantidad y velocidad de flujo sanguíneo, lo que permite, entre otras, la combustión de las grasas, y disminución de volumen.
Es una técnica muy sencilla. Con agujas de un diámetro inferior a la de insulina se aplican varias inyecciones en la zona a tratar. En mi caso dos en la barriga, dos en cada flanco y otras dos en la parte trasera. El gas se difunde rápidamente. En algunas zonas tengo que reconocer que duele un poco, no el pinchazo, que no se nota, sino la entrada del CO2. Pero es soportable, ligero y fugaz. Me dijeron que podía salir algún pequeño cardenal, pero en mi caso no ha sido así. La verdad es que la sesión, de unos 20 minutos, es agradable. Después me aplican un gel con un ligero masaje y me recomiendan que no me siente inmediatamente (cosa poco probable), que camine durante unos 5-10 min. para una mejor difusión del gas.
En casos de celulitis más avanzada se suele complementar con Presoterapia o LPG para incrementar la difusión del gas a los tejidos adyacentes. Y el número de sesiones es superior, unas 15, en 5-7 semanas. Si quieres más información no te olvides de consultar la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME).
que diferencia hay entre la presoterapia y la mesoterapia? se usa para el mismo fin? gracias
No tiene nada que ver, la mesoterapia consiste en la inyección de sustancias (reafirmantes, lipolíticas, etc.) a través de la piel. Si es dióxido de carbono lo que se infiltra, que es lo que he probado yo, lo llamamos carboxiterapia y en este caso sirve para mejorar el aspecto de la piel. La presoterapia consiste en meter las piernas dentro de unas ‘botas’ para aplicar determinadas presiones de aire, ejerciendo una compresión y un relajamiento alternados que actúan de forma muy eficaz en nuestro sistema linfático. Se utiliza para deshinchar las piernas, mejorar la circulación…